7 de marzo de 2012

El efecto "Molina" ha ido desinflándose.

José Francisco Molina sabía cuando aceptó el encargo que le pedía Fernando Roig que no iba a ser nada sencillo. A finales de 2011 y el Villarreal era un equipo triste, sin alma, que venía de caer ante un Segunda B como el Mirandés en Copa y que no conseguía levantar el vuelo. Sin embargo, el valenciano logró lo más complicado, que el conjunto amarillo se fortaleciera, al menos en casa, para salir de la zona de descenso.

Ahora mismo, el Submarino se encuentra cerca del abismo, pero ha logrado escapar de los lugares peligrosos, aunque la derrota del domingo contra el Zaragoza, el colista casi descendido, ha vuelto a borrar las sonrisas del rostro de la plantilla. Pese a todo, los futbolistas 'groguets' deben tener en cuenta que, desde la llegada del exguardameta internacional, rozarían las posiciones que dan permiso para jugar en Europa.

Molina ha puntuado en seis de los nueve partidos que ha dirigido al primer equipo, con tres victorias y otros tantos empates, con encuentros de gran nivel como el disputado frente al Barcelona en El Madrigal o ante el Sevilla en el Sánchez Pizjuán. Antes de visitar el estadio hispalense, el Villarreal llevaba casi un año sin conseguir la victoria fuera de casa, pero puso todo lo que tenía dentro y, a pesar de que los andaluces lograron empatar, acabaron logrando el triunfo.

En los otros dos compromisos lejos de casa,la debilidad volvió a aparecer con la goleada en Mallorca y la derrota en La Romareda. Es, sin duda, la asignatura pendiente de solucionar por parte de Molina, ya que ayudaría a trabajar con mucha más tranquilidad de cara al final de curso. En casa, pese a todo, el Submarino ha sacado los partidos adelante, en ocasiones con un buen juego, contra rivales directos como el Sporting o el Granada. (lasprovincias.es)

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