El Málaga sigue empeñado en ganar los partidos en La Rosaleda con un indudable coste cardiaco para el aficionado. En el minuto 74, Caballero voló para taponar un cañonazo a la escuadra de Marco Ruben. Era el jugo que sacó el Villarreal, menesteroso por las lesiones, a una falta en la que Toulalan fue expulsado con inmerecido rigor. Desde ese momento, los de Garrido, que durante el segundo tiempo arrinconaron al Málaga, redoblaron su acoso. Mientras tanto, los locales defendían como mejor sabían la renta lograda en los destellos del primer tiempo.
Los de Pellegrini salieron codiciosos tras el pitido inicial, pero el impulso apenas les duró 10 minutos. Cazorla presionaba y lograba irse por velocidad de sus antiguos compañeros mientras Isco y Toulalan, que parecían tener clones en todas las zonas del campo, acantonaban al conjunto castellonense en su área.
Sin embargo, el espejismo terminó después del primer gol local: un cabezazo limpio de Toulalan tras un saque de esquina de Cazorla. En el minuto 16, Marco Ruben, a pase de Borja Valero, que gozó de gran libertad de movimientos -la primera falta local llegó en el minuto 67-, aprovechó la descomposición de la defensa malaguista y empató el encuentro. Al filo del descanso, Isco, con justicia nuevo ídolo blanquiazul, sacó petróleo de un rechace y deshizo las tablas.
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