22 de diciembre de 2012

Carta a Fernando Roig

Hola, querido presidente. Soy un aficionado del Villarreal, diría que de los buenos, nunca fallo a ningún partido, incluso me desplazo muchas veces por temporada a ver jugar y alentar a mi equipo en otros estadios. Soy de esos aficionados que, como muchos, cuando nací, el Villarreal ya estaba en la élite del fútbol español, con lo cual no he visto al Villarreal en otro sitio que no sea en lo más alto.

Soy de paladar fino, soy un gourmet desde pequeño, me he empachado de manjares muchas noches, pero desde hace un tiempo la comida esta salada, o escasea, o esta caducada. El caso es que no me aciertan con el plato, y estoy pasando hambre, hambre de ver la comida con buenos ojos.

Últimamente no entiendo muchas cosas, no entiendo muchas decisiones de usted, sé que no lo hace para mal, al contrario, pero no acierta.

Usted habrá fallado, pero ¿sabe qué? Que me quedo con lo bueno, y lo bueno es que he disfrutado como un niño muchos años y que toda esta tormenta no tiene porque empañar para siempre esta relación, aunque a veces puede que se transmita eso, creo que en el fondo todos le queremos.

Me he enfadado mucho, me he cabreado aunque quizás no lo interiorice y he tragado. ¿Sabe lo que le quiero decir?

Me acomodo en mi asiento amarillo de El Madrigal, y desde hace tiempo hay unos niños muy cerca de mí, que durante los encuentros repiten una vez tras otra a los jugadores: ¡corred más, cabrones! Jo, vaya vocabulario tienen! pero me paro a pensar y llego a la conclusión de que los niños suelen tener la razón.

Los futbolistas son como niños, que hay que imponerles recompensas para cuando hacen las cosas bien, e imponerles castigos cuando lo hacen mal, porque si siempre los elogias incluso cuando lo hacen mal, se relajan. Escúcheme, es una virtud.

Mis padres siempre me han dicho que ser un gorrón es de tener mucha cara, que quien se aprovecha de los demás sera muy listillo pero un maleducado, que cuando te prestan dinero o  cosas, hay que devolverlo, que en esta vida hay que cumplir con los compromisos que nos imponen y yo se que usted los cumple o lo intenta desde siempre.

Sé que no estamos en nuestro mejor momento, sé que llevas muchos años desviviendote por este club, sé que llevas más de un año asumiendo golpes muy duros, sé que te has equivocado (eres humano, nadie es perfecto), sé que intentas rectificar, sé que ha sido un annus horribilis, sé que esta historia no va a terminar aquí.

Ya no soy un niño, y aunque ya no crea en Papás Noeles o Reyes Magos, creo en Fernando Roig, porque siempre me has dado motivos para creerte.
Usted no es un mago, pero tiene alguna varita. Pruebe con otra, creo que la que esta utilizando esta defectuosa.

Esta carta quiero que tenga un significado:  que nunca se va a sentir solo.
Sin más rodeos, olvídese unos días y relájese con su familia. Pero luego póngase las pilas y tome decisiones.

Ah, y sé que usted es el que pone el dinero, pero escuche la voz del pueblo alguna vez, no haga como Mariano, ¡por dios!.

De un aficionado anónimo. Feliz navidad.

1 comentario:

Muchas gracias por participar.