21 de septiembre de 2011

Garrido silenció los silbidos del Madrigal y Rossi & Nilmar fueron los encargados de enchufar el motor al submarino.

                


Mientras buscaba la identidad perdida, el Villarreal se agarró a Rossi. A la espera de que Nilmar volviera al redil, el italiano remó por todos. El delantero no es de los que piden permiso para entrar en el área, así que en el minuto 8 se asoció con Catalá para irrumpir por la izquierda y burlar por bajo la desesperada salida de Aouate.
La seguridad de un gol madrugador fue un alivio para el equipo de Garrido, que por fin pudo acomodarse sin agobios a su nueva realidad. Poco a poco, Bruno blindó el centro del campo, Borja Valero tomó con mano firme la batuta que parecía extraviada y, finalmente, Nilmar se presentó a su habitual cita con el gol.
Sucedió de nuevo en el primer sorbo del segundo tiempo, cuando Borja manejó un contragolpe con la velocidad de un mensajero y la precisión de un delineante. Dibujó un pase gigantesco a la espalda de la defensa balear y Nilmar, renacido, se quitó el pijama para vestirse al fin de ejecutor.
El Mallorca, con gesto loable, no se rindió. Sin demasiada continuidad, a retazos, intentó estrechar la ventaja, pero la falta de fe y la alargada figura de Diego López rubricaron el primer triunfo amarillo de la temporada.
Con este triunfo Garrido consigue aferrarse a su puesto y silenciar los últimos rumores que surgieron esta semana hacia su persona.

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