Ahora se esta jugando las semifinales de la Champions League y de la Europa League, y hoy voy a hablar de aquella histórica semifinal ante el Arsenal.
En el partido de ida jugado en Highbury el Arsenal ganó 1-0 con gol de Touré en un partido donde el protagonista fue el árbitro que no pitó un claro penalti de Gilberto Silva sobre José Mari.
En el partido de vuelta si se jugaba igual de bien que en el jugado en Inglaterra las opciones de dar la vuelta al marcador y colarse en la gran final eran altas. El Villarreal de nuevo salto al campo mentalizado y sabiendo que todo era posible.
Desde el principio el equipo dominó el partido, se resistió a los ataques rápidos del Arsenal y se acorraló al rival pero el equipo no tuvo suerte de cara a portería. Guille Franco dispuso de grandes ocasiones pero ninguna acabó dentro.
Y entonces llegó ese momento que a todos se nos quedo en la cabeza: penalti a José Mari y allí estaba preparado para lanzar Juan Román Riquelme, no solía nunca fallar un penalti pero esta vez el especialista falló. Lehmann con las piernas desvió ese chute que podía haber enviado el partido a la prorroga.
En ese momento es cuando se dijo adiós al sueño de la final, cuando el árbitro pitó el final, El Madrigal y la gente que vivió el partido en sus casas se echo a llorar, a llorar de rabia por que se pudo llegar a la final.
Sin duda es uno de los grandes momentos de la historia del club pero a la vez uno de los momentos mas tristes de la historia. Pero...EL FÚTBOL NOS DEBE UNA.
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