Una única derrota, aunque dolorosa, en 11 partidos. 4 empates y 6 victorias. La última de ellas supuso un claro paso adelante: un Villarreal que, pese a la presión del público, al factor campo -uno de los más duros de la categoría- y a la rudeza del equipo rival, consiguió sobreponerse con mucha claridad. Ahora está claro. Al menos para mí. El Villarreal actual es, prácticamente imparable.
3 de abril de 2013
They can't stop us now
La llegada de Marcelino ha supuesto un soplo de aire fresco al entorno del Villarreal CF. El cambio en la dinámica del equipo es evidente, no os voy a descubrir nada. Tanto el nuevo entrenador como las nuevas incorporaciones han servido para reafirmar al submarino en la parte alta, para conseguir lo que todos queríamos y pedíamos -incluso exigíamos a un entrenador novato como J.V.-: un Villarreal demoledor, seguro bajo el arco, sólido en defensa, rápido y inteligente en las transiciones y con un ataque más efectivo.
Una única derrota, aunque dolorosa, en 11 partidos. 4 empates y 6 victorias. La última de ellas supuso un claro paso adelante: un Villarreal que, pese a la presión del público, al factor campo -uno de los más duros de la categoría- y a la rudeza del equipo rival, consiguió sobreponerse con mucha claridad. Ahora está claro. Al menos para mí. El Villarreal actual es, prácticamente imparable.
Una única derrota, aunque dolorosa, en 11 partidos. 4 empates y 6 victorias. La última de ellas supuso un claro paso adelante: un Villarreal que, pese a la presión del público, al factor campo -uno de los más duros de la categoría- y a la rudeza del equipo rival, consiguió sobreponerse con mucha claridad. Ahora está claro. Al menos para mí. El Villarreal actual es, prácticamente imparable.
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