5 de febrero de 2012
8 derrotas y solo una victoria amarilla en el Sánchez Pizjuán
No corren buenos tiempos para el Villarreal. De aquel equipo que enamoró a toda España y que estuvo a un lanzamiento de penalti de colarse en una final de la Liga de Campeones sólo queda el recuerdo. Los codazos con los grandes parecen haberse esfumado y las noches de gloria en El Madrigal han terminado por adquirir un carácter dramático, lo que ha dejado al conjunto amarillo en puestos de descenso una vez superado el ecuador de la competición.
Varios motivos han provocado este cambio de rumbo: la salida progresiva de sus mejores jugadores, el envejecimiento de otros, las temidas lesiones… Unas circunstancias que han llevado a los castellonenses a tener que sufrir, una tesitura poco conocida desde el ascenso en la temporada 1999-2000, y que desembocó con la destitución de Garrido, el técnico que devolvió al mapa futbolístico a una localidad de 40.000 habitantes después de que lo hiciera Pelligrini años atrás.
Para reflotar al submarino, su presidente, Fernando Roig, ha apostado por el ex portero del Atlético, entre otros, José Francisco Molina. Con el manchego al mando desde el 22 de diciembre, cal y algo de arena: victoria ante el Sporting (3-0), empates frente Valencia (2-2) y Barcelona (0-0) y derrota en el Vicente Calderón (3-0).
SIN BALÓN
Desde su llegada, Molina ha centrado sus miradas en fortalecer la medular del equipo. Así, en su búsqueda de ir sumando puntos lejos de Villarreal, el técnico plantea un sistema de juego basado en la contención con Bruno -de los pocos indiscutibles en el once- y Marcos Senna en el centro y otorgándole total libertad a Borja Valero, tanto en cualquiera de las dos bandas, como en la posición de mediapunta. La velocidad de Marco Ruben, ausente hoy por lesión, lastra el arma de la contra del conjunto levantino.
CON BALÓN
Desde su ingreso en la élite hace más de una década, el Villarreal se ha caracterizado por el gusto por el buen fútbol y este curso no ha sido menos, aunque los resultados no han acompañado. De esta forma, los castelloneneses gozan de un grupo de futbolistas de clase en todas sus líneas, con lo que desde atrás la apuesta es salir con el balón jugado.
En defensa, la seguridad de un veterano como Gonzalo, respaldado en ocasiones por otro experto como el sevillano Marchena; la citada aportación de futbolistas como Bruno y Borja Valero (ambos luchan por convencer a Del Bosque para estar en la Eurocopa en junio); y la calidad de Camuñas, que hoy apunta a la titularidad, Rossi, lesionado, y Nilmar, que parece estar con pie y medio fuera de la entidad y ha dejado entrever que su deseo es marcharse.
Con todo, Bruno se erige en el eje sobre el que gira el fútbol del Villarreal. El de Artona es el encargado de enlazar el juego entre defensa y mediocampo y nutrir de balones a De Guzmán o Cani. La aportación de los laterales, Ángel, por la derecha después de superar su tremenda lesión, y Oriol, por la izquierda, suele crear peligro.
LO MEJOR
La capacidad para crear ocasiones de gol de muchos de sus jugadores de mediocampo hacia arriba.
LO PEOR
"Tenemos que revertir la situación a domicilio", ha declarado Molina en la previa. Y con toda la razón, ya que el conjunto castellonense sólo ha sumado tres de treinta puntos posibles lejos de El Madrigal, con tres empates y siete derrotas que le convierten en el peor equipo de la categoría junto con el Zaragoza en este apartado. (diariodesevilla.es)
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