Hay días en los que, por unas cosas u otras, deseamos volver a la cama cuanto antes mejor. Días en los que nos levantamos con el pie izquierdo y, por mucho que intentemos enderezarlo, todo va cuesta arriba. Ayer, lamentablemente, fue uno de esos días. El peor día para serlo, pero así fue.
LA CRÓNICA:
El Villarreal CF recibía ayer a las 17h al Valencia CF en el que estaba a ser uno de los mejores derbis de los últimos años, al menos en cuanto a nivel de plantillas. La afición amarilla esperaba con ansias que el equipo se reencontrase con la victoria ante un Valencia que llegaba en plena pelea por el liderato de la Liga BBVA y arropado por unos 3000 seguidores desplazados a Vila-real.
El partido empezó con un ritmo frenético. Tanto es así que, a los 5 minutos, el Valencia se había adelantado en el marcador, en una acción completamente fortuita. Un centro de Feghouli iba a acabar en el interior del arco de Sergio Asenjo tras un rechace de Manu Trigueros. 0-1 a primeras de cambio. El Villarreal, lejos de venirse abajo, ganó arrojo tras el tanto rival. Tanto es así que, desde el saque de centro hasta el final de la primera mitad, el dominio del Villarreal fue absoluto. El Submarino, comandado por Bruno y Manu Trigueros en el mediocentro y un Gabriel en plan estelar -cortando innumerables contras rivales y sacando el balón con mucho criterio- buscaba sin descanso el arco del Valencia. Con juego interior, balones largos, colgados desde la banda, desde línea de fondo... Pero no había manera. Cada acción local se topaba con un muro defensivo, la mayoría de veces, o con mala puntería (recuerdo un tiro de Trigueros desde el punto de penalti que acabó marchándose por encima del travesaño). El Villarreal vivió en campo rival en los primeros 45 minutos, llegando en numerosas ocasiones a las inmediaciones del área rival, pero haciéndose difícil terminar las jugadas. Tras el primer tiempo, y pese a los numerosos intentos amarillos, el marcador seguía 0-1.
En la segunda mitad, el Villarreal estuvo más impreciso. Las transiciones se hacían más complicadas, fruto probablemente del nerviosismo amarillo. El Valencia, a la suya. Seguros atrás y tratando de salir a la contra o de aprovechar jugadas a balón parado. Así llegaron los dos goles siguientes. El 0-2, un cabezazo de Mustafi tras un centro de Gayà procedente de un corner previo. El tercer tanto visitante, también del defensa alemán, llegaba tras un balón colgado desde la esquina. Mustafi remataba a placer desde el punto de penalti, poniendo el balón lejos del alcance de Asenjo.
Un Villarreal errante iba a encontrar el gol del honor en un gran tiro de Manu Trigueros, tras pase de Gerard Moreno tras una buena acción esperando la llegada del centrocampista. El talaverano se desquitaba de su autogol con un potente derechazo que dejaba clavado a Diego Alves. Al final, 1-3. Partido para olvidar.
EL ANÁLISIS:
- LAS BAJAS: el Villarreal llegaba al derbi sin, entre otros, 2 pilares fundamentales en el esquema. A la baja de Musacchio, que viene de largo -y lo que nos queda aún-, se unía la más que desafortunada lesión de Cani en el calentamiento -supuestamente, un esguince de tobillo-. Faltará ver el alcance de la lesión del maño.
- FALTA DE MORDIENTE: el equipo llegó innumerables veces a los alrededores del área rival. Una vez allí, faltos de ideas. Los delanteros, más horizontales que ofensivos, saturando el juego en la frontal pegándose a los centrocampistas. Sin buscar espacios no se puede marcar, y menos cuando no se chuta desde la frontal. Precisamente la acción más peligrosa de la primera mitad vino de un disparo de Cheryshev desde la frontal que Alves iba a sacar. Personalmente, no entiendo la falta de valentía para pegar desde lejos.
- LAS REFERENCIAS OFENSIVAS, DESAPARECIDAS: Uche, discreto. Gio, desaparecido. Dos delanteros que no fueron delanteros. Ni chutaron con peligro, ni crearon espacios, ni bregaron. Uche tuvo su mejor ocasión tras un pase de la muerte en el primer tiempo, pero no iba a llegar a empujar el balón. Los dos enlazan dos partidos más que decepcionantes. Creo que es hora de un cambio. Los jóvenes vienen pisando fuerte.
- LOS CAMBIOS: Jonathan dos Santos es un jugador de muy buen nivel. Hasta ahí, de acuerdo. Sin embargo, la banda no es el mejor sitio para él. La reconversión de jugadores no siempre funciona. Es mérito de Marcelino el cambio de Manu Trigueros mediapunta a Manu Trigueros mediocentro. También ha escorado a banda a Espinosa, agudizando sus virtudes. Con Jonathan, en mi opinión, se comete un error. Un jugador con una visión felina, pero con unas cualidades físicas poco adecuadas para ser jugador de banda. Su fútbol es mejor en el centro.
Perdiendo 0-2, esperaba un Villarreal con 3 delanteros. Es verdad, Uche y Gio no completaron un partido bueno. Siendo generoso, diré que fue pasable. Pero si se tiene la necesidad de marcar, creo que lo más adecuado hubiese sido mantener a uno de los dos en el 11 y dar entrada a Vietto y Gerard, renunciando a Denis Cheryshev -superado por el partido en mi opinión-. 4-3-3, Trigueros-Bruno-Jona y Vietto-Gerard-Uche/Gio. Ante la necesidad, más mordiente.
- GERARD, AIRE FRESCO: la movilidad, valentía y garra de Gerard Moreno dio vida al ataque amarillo. Tanto es así, que el gol de Trigueros viene precedido de una acción, en mi opinión, brillante del delantero de la casa. Control, aguante de balón y pase medido para que Manu remachase. Minutos para el 23 ya.
El partido ya pasó. Se pudo hacer más, se pudo ser mejor. Sí, se pudo. Pero es momento de aprender de lo que ocurrió en el campo. Creo que este partido servirá para darse cuenta de que, tal vez, haga falta introducir algún cambio en el 11. Es momento de pensar en lo que viene. El jueves, ante el Zürich. A disfrutar de la Europa League #ENDAVANT
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